Efectivo vs. Productivo


Adrian Marquisio - Fundador y Autor de Marquisio.comPor Adrian Marquisio

Puedes ser más y mejor productivo si eres efectivo y no puedes ser (tan) productivo si no eres efectivo.

Desde hace mucho tiempo se ha puesto de moda el ´multitasking´ o la capacidad de hacer la mayor cantidad de actividades a la vez en el menor tiempo posible o a lo largo del día, esto según cómo se mida o de qué se trate.

Incluso, no son pocas las personas que consideran haber desperdiciado su tiempo si no hicieron muchas cosas al correr de la jornada.

En este sentido, hay quienes parecen sentirse ´orgullosos´ cuando despliegan su lista de tareas, la cual puede llegar hasta sus pies y tienen marcada como ´completa´ hasta la última fila.

¡Felicidades!

Es lo que supuestamente se debe decir en estos casos.

¿Verdad?

Excepto que… este ´hábito´ aparentemente muy productivo y deseado por muchos termina ´quemando´ a esas personas.

Porque, efectivamente, es lo que a largo plazo (y a veces no tan largo) puede ocurrir.

La productividad llevada al límite puede quemarte

Nadie puede estar las 24 horas del día (o casi) funcionando ´al palo´ como si no hubiera un mañana y creer seriamente que eso es algo sostenible.

O que no trae consecuencias para la salud, relaciones y cualquier otro aspecto que involucre la vida de un ser humano.

Además, he aquí otro tema que no siempre es tenido en cuenta por algunos:

¿Ocupado haciendo qué y para qué?

Porque no son pocas las ocasiones que si miramos de cerca en qué actividades se va el tiempo, descubrimos que las mismas suelen ser poco relevantes o sencillamente intrascendentes para nuestros objetivos.

Algo que la ´productividad´ no siempre suele contemplar.

Más bien, hace exactamente lo contrario.

Lo agrava.

Entonces…

¿La solución?

Determinar con la mayor precisión posible en dónde y haciendo qué realmente marcamos la diferencia y podemos lograr un avance significativo para, entonces, dejar de hacer el resto o delegarlo según corresponda.

Por ejemplo, un negocio o empresa buena parte de su tiempo, recursos y acciones deberían estar enfocados en:


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    • Atender a sus actuales clientes y encontrar nuevas o mejores formas de venderle más productos, servicios o la solución que mejor se ajuste a ellos y así incrementar el valor de cada uno (GPC).
    • Convertir potenciales clientes actuales en clientes de pago y luego, fidelizarlos mediante la calidad de las soluciones, trato, cumplimiento, resultados y cualquier otra cosa que sume a la hora de construir una relación de confianza y de mutuo beneficio.
    • Encontrar potenciales clientes para luego convertirlos en clientes de pago y así fidelizarlos.
    •Desarrollar nuevas soluciones / productos para ofrecer a sus clientes.
    • Optimizar su proceso de marketing, incluyendo, entre otras cosas: campañas de publicidad, páginas, correos electrónicos, contenidos, llamados a la acción, seguimiento, cierres de venta, etc.
    • Analizar posibles alianzas estratégicas con otros jugadores del mercado para ampliar el alcance de la marca y así, ponerse frente a los ojos de nuevos potenciales compradores.

Los puntos anteriores – entre otras cosas que también se pueden y deben hacer – son los que realmente una empresa o negocio deben mantener el foco puesto y no dejarse llevar por acciones que poco o nada suman a la hora de obtener o ampliar sus beneficios.

No digo que existe la solución ´ideal´ para todo el mundo, a veces no queda más remedio que apretar los dientes y empujar con alma y vida hasta finalizar algo.

El tema aquí es que este accionar no se convierta en algo constante.

De hecho, soy un gran defensor de trabajar y entrenar enfocado al máximo de manera intensa, pero en bloques reducidos de tiempo.

Entre otras cosas, porque no hay forma de mantener el ritmo de una actividad de gran rendimiento por largos períodos.

El ejemplo del programador eficaz

Otro ejemplo de ser efectivo y de ´aprovechar mejor el tiempo y los recursos´ también ocurre cuando nos sumergimos en el mundo de la programación.

Es mejor programador aquel que sabe escribir una línea de código que hace el trabajo equivalente a otras 100 y no el que agrega caracteres innecesarios o que pueden cumplir otras funciones.

He ahí otro ejemplo de por qué la efectividad a corto o largo plazo termina siendo deseada.

Todo lo mejor,

Adrian Marquisio  
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